La
culminación de la temática familiar en el periodo rosa se ha querido ver
reflejada en Familia de acróbatas con
mono, primera
obra de Picasso adquirida por los hermanos Stein, y donde en realidad el padre
es de nuevo Arlequín. Volviendo al omnipresente Apollinaire, éste escribió en
aquella crónica de la exposición de Galeries Serrurrier de febrero de 1905: ¡Navidad! Partieron futuros acróbatas entre
monos familiares. Aparecen, por tanto, ya los cuatro elementos que llegarán
a formar parte de la definición ortodoxa del tema: el padre, la madre, el niño,
acaso dos, y un animal, ya fuera doméstico o salvaje, como en este caso. Pero
es en este último personaje invitado al núcleo familiar en el que nos
centraremos en esta ocasión. Los animales serán esos añadidos a las escenas de
familia, parejas de acróbatas o adolescentes en solitario, que tendrán un papel
propio en las escenas. Desde el mono, inverosímilmente domesticado y casi de
mirada tierna hacia el bebé, objeto de críticas a Picasso que afirman que es
buen pintor, pero mal naturalista, al caballo guiado por la mano de aquel Muchacho conduciendo un caballo, ya de la época de los ocres de Gósol (verano de 1906), pasando por el perro fiel de Dos acróbatas con perro. Más
claramente en el caso del mono, quizá esa falta de naturalidad, sirva para
mostrar un nuevo tipo de alienación a través del protagonismo de los seres
vivos sometidos al espectáculo dirigido por otros alienados de ese mismo mal
que es lo escénico y el cumplimiento con las expectativas de un público que
sólo parece percibir lo que ocurre fuera del resguardo de un telón. El animal,
sin duda, es además un elemento expresivo, simbólico para el pintor, como
muestra en los estudios al respecto sobre su figura. Eran además habituales en
las melancólicas escenas del periodo azul, dándoles en este nueva etapa
Picasso, una significación de acompañamiento expresivo no muy diferente.
Curiosamente, en sus grabados, Durero, con quien se ha
comparado al propio Picasso al ser ambos, junto con Rembrandt y Goya, los
mayores grabadores de la Historia del Arte, también incluyó al macaco, atado
con una cadena, en La Virgen del mono (1498),
al fin y al cabo, una maternidad, variantes de esas escenas de familia en las
que el simio resultaría también de marcado carácter simbólico. En el caso de
Durero, el mono retomaba la simbología religiosa del mismo: la lujuria, la gula
y la avidez, incluso símbolo de la Sinagoga y de la propia Eva. En el caso de
Picasso, las posibilidades de la interpretación del mono parecen claramente no
ir por el camino de la lectura cristiana, y quizá de ninguna otra, salvo
aquella que le concede su particular papel de nuevo payaso en escena.
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Familia de acróbatas con mono. Gouache, acuarela, pastel y tinta china sobre cartón. 1905 |
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Dos acróbatas con perro Gouache 1905 |
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Muchacho conduciendo un caballo. 1906 |
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La Virgen del mono. Durero. 1498 |
Edith Carrillo