Uno
de los managers aparecía ante el público sacudiendo el suelo del escenario con
el pie después de que la orquesta diera la señal para el levantamiento del
telón. El primero en aparecer era el prestidigitador chino, que comenzaba su
número tragándose un huevo que antes se había sacado de la larga trenza e iba a
aparecer después en la punta de su zapato. Así comenzaba Parade en su estreno,
celebrado el 18 de mayo de 1917 en el Théâtre du Châtelet de París. Fue un
completo escándalo. La mezcolanza de estilos incomprendidos en conjunto, la
actitud de los managers y el carácter desenfadado de la actuación de la
muchacha americana, el chino y los acróbatas, se tomó como una burla ante la
delicada situación de Europa en plena Iª Guerra Mundial. No hay que obviar que,
además, en el seno de aquellas campañas que querían acabar culpando a una u
otra corriente artística como vinculada a uno u otro bando, se cometió el error
de considerar el cubismo como originario de Alemania, lo que supuso el colmo
para los indocumentados espectadores. Éstos comenzaron a gritar y a abuchear el
ballet y, principalmente, a Picasso, acusándole de colaborar con una compañía
extranjera, y sospechosa, como era la de Diaghilev y los demás como Massine o
Satie, que horrorizó con el tono sutil de su música, cuando lo habitual eran
las instrumentaciones poderosas y más llamativas.
Aquí publicamos algunas fotos de la puesta en escena de Parade en su momento de estreno. Destables son las de Massine metidísimo en su papel.
Se
llevó a cabo un segundo intento trasladando la obra a Barcelona, donde se
estrenó en noviembre de ese mismo año en el Teatre del Liceu.
Juzgad
vosotros mismos. Aquí os ofrecemos algunos vídeos, entre los cuales se
encuentra el rescate de Parade por
parte de Robert Joffrey y su compañía de ballet en los 70.
Edith Carrillo
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