Sean o no los numerosos dibujos preparatorios que
desembocarían en el de mayor tamaño titulado Los Comediantes punto de partida para la introducción de Picasso en
el mundo del teatro es más importante,
al hilo de nuestro discurso, la introducción al completo de la iconografía
escénica de la Commedia dell’Arte por primera vez. Arlequín deja de ser un elemento
figurativo acoplado en escenas circenses de familia o de introspección anterior
y posterior al espectáculo circense, para formar parte del verdadero entorno
que le dio su razón de ser en el seno de la comedia callejera italiana. Fechado
entre la primavera y el verano de 1905, el dibujo titulado Los Comediantes es un ejemplo único en la producción artística de
Picasso de representación del mundo del teatro en toda su literalidad. No falta
ningún protagonista de la Commedia dell’Arte: Arlequín, en la misma postura que
en Las
Bodas de Pierrette; Pierrot, un caballero y una mujer ataviados con ropas
propias del siglo XVII y XVIII, respectivamente, y dos criados, uno muy poco
definido sosteniendo una antorcha y el otro un negro joven sosteniendo un plato
con fruta. El único personaje que no incluye en el dibujo último es un bufón de
espaldas que se apoya sobre un bastón mientras observa el horizonte, intruso
del mundo del circo que sí aparecía en la serie de dibujos previos donde
Picasso estaba tanteando las diferentes situaciones y posturas de los
personajes. La verosimilitud y el cuidado, no sólo de esta figura, sino de las
demás, individualmente en caso de que existiera un dibujo preparatorio, y en
conjunto en Los Comediantes, hace
pensar a los expertos que Picasso estaría representando a actores reales que
había visto en una representación de la época, teniendo en cuenta la difusión y
éxito de este tipo de obras cómicas tras su introducción en Francia. Realizará
también dibujos burlescos, caricaturas grotescas de esos personajes del teatro.
Picasso, por tanto, en un breve periodo de tiempo abandona el mundo del circo y
adopta el del teatro, ahora también a pie de calle y casi desbancando un
espectáculo circense, probablemente poco a poco considerado desfasado en la
época, como resquicio de ese mundo decadente que la gente de a pie quería
ignorar más allá de la caída del telón.
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Los Comediantes. 1905 |
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Actor de espaldas. 1905 |
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Bufón con bastón. 1905 |
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Caricaturas grotescas |
Edith Carrillo
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