jueves, 14 de marzo de 2013

El artista-payaso se quita el maquillaje


Sin salir de la escena efectista de las sesiones de fotos de un Picasso que ha abandonado la quizá inocente juventud rosa, se reinterpreta el tema de la “toilette”, ahora en sus propias carnes. El arlequín que observa es ahora el espectador, él, la mujer desnuda mojada con agua fría. Agua que no le despoja de la condición de objeto susceptible de ser observado como espectáculo, como es la desnudez femenina, y por supuesto venderse como tal. Pero quizá sí pueda establecerse como metáfora de la intención de mostrar la intimidad, la cotidianeidad tal cual es como, casi sin poder evitarlo, hizo años atrás plasmando sus emociones rosas camufladas bajo trajes bicolores.


Edith Carrillo

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