jueves, 14 de marzo de 2013

La familia entre el azul y el rosa


Llenando espacios de tratamiento poco exhaustivo, rasgo que también se daba en las obras azules, Picasso pinta a personajes del circo, acróbatas y arlequines en actitudes cotidianas propias del backstage. Están entre bastidores no sólo con respecto al escenario, sino también teniendo en cuenta esa intimidad familiar que parece habérseles querido negar a unos artífices circenses sólo entendidos en su vinculación al espectáculo traducido en vivos colores al otro lado del telón, colores, sobre todo en el vestuario, que en las obras rosas parecen difuminados en solidaridad con los rostros, ahora inexpresivos, de sus portadores.
Han cambiado los actores con respecto a la época azul, pero no la simbología de aislamiento, aquí en núcleos familiares más completos y expansivos en cuanto a la composición, y de sufrimiento humano, mostrado una vez que nadie parece mirarles. Es quizá éste otro tipo de espectáculo, más difícil de digerir, que quiere mostrarnos un Picasso que aún no se ha despojado de cierto sentimentalismo, aunque este hecho pareciera avergonzarle en cierto modo años después. Tanto las maternidades de 1904, protagonizadas por la imagen de Madeleine, compañera sentimental y modelo de Picasso por aquél entonces, e incluso las composiciones de madre e hijo más tempranas del periodo azul, junto con alguna pareja, como Los dos saltimbanquis de 1901, son, por contenido e inclusión ya de algunos elementos que serán posteriormente visibles en el circense periodo rosa, obras de transición hacia aquéllas de parejas con niños, e incluso animales.

Los dos saltimbanquis. 1901


Maternidad. 


Una obra fundamental para entender los esquemas mentales comunes entre el “azul” y el “rosa” que aquí queremos exponer, y que será, por tanto, clave para entender después la usurpación de personalidades entre Picasso y Arlequín, uno de sus alter egos más reconocidos, es la “pseudodesconocida” acuarela sobre papel Saltimbanquis, realizada en París en 1904. Al margen de las interpretaciones que ven en el personaje masculino a Picasso y en el femenino a Fernande Olivier, otra de sus “amantes simultáneas”, la obra esconde otros intereses. Si bien, muy seguramente, el título es posterior, habiendo influido en ello la transición de unos protagonistas a otros que supone el año de su realización, este hecho puede ser una pista para comprobar la relación entre ambos periodos y sus eslabones intermedios: de las parejas azules incomunicativas y bebiendo en bares, a las parejas en un ambiente íntimo, de cuerpos desnudos, que serán después culminantemente escenas donde la mujer se baña frente a su marido Arlequín, que sostiene un bebé en sus brazos.

 
Saltimbanquis. 1904. Acuarela sobre papel

Edith Carrillo

Para más información:
OCAÑA, Mª Teresa. "Del azul al rosa". En Picasso 1905-1906. De la época rosa a los ocres de Gósol. Barcelona. Electra. 1992.

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