jueves, 14 de marzo de 2013

¿Melancolía o júbilo?


Si se siguieran al pie de la letra las palabras escritas por Getrude Stein en su obra Picasso de 1938, coleccionista americana, conocida de sobra en cuanto a la adquisición por su parte de las de Picasso, se podría caer en el error, o si no en tal, en la imprecisión de considerar el periodo rosa del pintor como una muestra clara de alegría personal plasmada con las múltiples técnicas, y sobre todo colores, que utilizaría el artista en algunos momentos de su vida. Estos cambios a los que Stein se refiere están justificados por un cambio de ambiente y, por tanto, el recibimiento de nuevas inspiraciones tras la vuelta de Picasso a París, primero desde España para establecerse allí permanentemente, y en segundo lugar tras volver de Italia, donde colaboró en la obra de teatro Parade  (1917), junto a Diaghilev. El primer viaje daría comienzo a la época rosa (1905-1906) y el segundo a lo que Gertrude considera una segunda época rosa al volver Picasso a los retratos de arlequines, inspirado por la Commedia dell’Arte italiana.
Pero echando un vistazo a las obras tanto “azules” como “rosas” es imposible no vislumbrar una clara relación entre ambas, no existiendo, por tanto, tal ruptura entre la melancolía azul , plasmada primero en cuadros realizado en Barcelona, y la alegría rosa, supuestamente vista en el mundo circense parisino. Picasso disfraza unos mismos contenidos, e incluso elementos formales, de diferentes personajes de la vida cotidiana de cada ciudad, ya sea la de los primeros míseros mendigos callejeros, o la de los impasibles rostros y actitudes de saltimbanquis, acróbatas y, sobre todo, arlequines del periodo rosa. Y esto lo llevará a cabo principalmente a través del tema de la familia, primero en forma de maternidad y, a partir de 1903, incluyendo la figura principal del padre. Alcanza en la época rosa, en opinión de María Teresa Ocaña, principal estudiosa de la vida y obra de Picasso, la culminación del tema buscada a lo largo de los cuatro años anteriores en toda una serie de obras azules que funcionan como hilo conductor. 

Los miserables. 1905

Edith Carrillo

Para más información:
- OCAÑA, Mª Teresa. "Del azul al rosa". En Picasso 1905-1906. De la época rosa a los ocres de Gósol. Barcelona. Electra. 1992.

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